Plaza de Mayo

Ubicada en la zona del microcentro porteño, en el barrio de Monserrat, representa a uno de los monumentos más significativos de la Argentina. Rodeada por otros edificios históricos de la ciudad, este sitio fue reconocido a nivel internacional, debido a la acción de lucha que desempeñaron las madres de los desaparecidos durante la dictadura militar del ´76…


Con respecto a su ubicación geográfica y causa por la cual fue emplazada allí, alrededor de las calles Rivadavia, Hipólito Irigoyen, Balcarce y Bolívar, coincide con el obelisco, en relación a la segunda fundación de la ciudad.

Fue bautizada con este nombre, en conmemoración de la Revolución de Mayo, por ser el sitio de encuentro del pueblo de aquel tiempo, en que se sucedieron dos hechos trascendentales de la historia: el juramento de la independencia nacional y la constitución.

En representación de tales acontecimientos, a modo de simbolismo, puede observarse claramente la presencia de una pirámide que se erige en el centro de la plaza, con una altura de 19 mts y creada en 1811, con el objetivo firme de celebrar el primer aniversario de la histórica revolución.

Cabe resaltar que resulta ser el primer monumento de índole patriótico que tuvo la ciudad de Bs. As, y diseñada por el artista Prilidiano Pueyrredón, acompañando en la parte superior, una imagen de la estatua de la libertad, obra de un escultor francés.

Su destaque se debe en gran parte, a dos motivos, en primera medida, a que es una de las plazas más antiguas de la ciudad, y segundo, a que se encuentra custodiada por algunos de los edificios representativos de la nación: la Casa Rosada, ministerios, el Cabildo y la Catedral.

Tal es la magnitud de su importancia, que se ha convertido en el escenario de múltiples revueltas y manifestaciones de carácter político y social, tanto sea en posición de la unión de las masas en contra de las autoridades gubernamentales vigentes, como de las discrepancias entre sectores gremiales o de partidos políticos.

Pero sin dudas, si existe un hecho que ha quedado plasmado en los libros de historia, y traspasado los límites, propagándose en los distintos sistemas de medios de comunicación en el mundo, es la imagen de un grupo de madres, con sus pañuelos blancos que giraban, una y otra vez, en torno a la plaza, manifestando su dolor por sus hijos y nietos desaparecidos durante la última y feroz dictadura militar de 1976, en busca de una respuesta por el medio pacífico de la paz.


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