El palacio está ubicado frente a la plaza Carlos Pellegrini, y es considerado un tesoro de la arquitectura francesa en pleno barrio de La Recoleta, uno de los barrios más exclusivos de la ciudad.
Fue adquirido por el Estado francés en el año 1939 y desde ese momento es la Sede de la Embajada de Francia en Argentina. Su arquitectura palaciega es típicamente de estilo francés, y su notable elegancia lo ha convertido en motivo de orgullo para la comunidad francesa en la ciudad de Buenos Aires.
El arquitecto francés Paul Pater, es también autor de otro edificio emblemático, no en la ciudad de Buenos Aires, pero si, en la localidad de El Tigre, en el norte del conurbano bonaerense, nos referimos al edificio del Tigre Club.
En el año 1925, cuando visito el país el príncipe de Gales, sirvió de residencia oficial, quien supuestamente sintió admiración por la grandiosidad y refinamiento del edificio.
A finales de la década de 1970 el edificio estuvo en riesgo de ser demolido junto a otras propiedades por el ensanchamiento de la Av. 9 de Julio, pero la acción conjunta de los ciudadanos de Buenos Aires y el gobierno francés permitió salvarla. Finalmente primo la cordura y tanto el edificio del palacio y parte de su entorno pudieron revertir la situación y fueron preservados del “martillo del progreso”.
El Palacio Ortiz Basualdo es de estilo Beaux-Arts, al igual que el edificio del Tigre Club, de hecho, ambos son un claro exponente de la influencia de la arquitectura francesa en la Buenos Aires de aquellos años.
La grandiosidad del edificio impacto en Eduardo VIII, príncipe de Gales, quien residió en el durante su visita al país. Su alta torre coronada por una cúpula, y vista desde el final de la Av. Alvear, refleja la visión original del arquitecto Pater.
En el año 1939, la mansión pasó a manos de Francia, que conservó el edificio e instaló su embajada.
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