Pirámide de Mayo

La Pirámide de Mayo es el primer monumento patrio que tuvo la ciudad de Buenos Aires. Su historia comienza en marzo de 1811 cuando la Primera Junta de Gobierno decidió mandar a construir un monumento del lado oeste de la plaza, para celebrar el primer aniversario de la Revolución de Mayo. Actualmente se encuentra en el centro de la Plaza de Mayo…


En 1856, se la transformó construyendo, bajo la dirección del artista Prilidiano Pueyrredón, una nueva pirámide sobre los cimientos de la anterior, que es la que se observa actualmente.

Luego de haber sufrido modificaciones, en 1912, se la trasladó al sitio actual, 63 m más al este de donde se encontraba originalmente, pues se pensaba erigir un enorme monumento que la contuviera en su interior.

Corona al monumento, la escultura de la Libertad, obra del escultor francés Joseph Dubourdieu, que, desde el suelo hasta la parte superior del gorro frigio de dicha escultura, ha servido de modelo para la alegoría de la Argentina, y mide 18,76 m.

Durante la dictadura militar autodenominada "Proceso de Reorganización Nacional" (1976-1983) las Madres de Plaza de Mayo y las Abuelas de Plaza de Mayo decidieron marchar cada jueves alrededor de la pirámide, llevando las mujeres el cabello cubierto por un pañuelo blanco, en señal de protesta y presión, por la detención-desaparición de sus familiares, incluyendo unos 500 bebés.

El 10 de marzo de 2005 la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sancionó la Ley 1653, que declaró "Sitio Histórico" al área que rodeaba a la Pirámide de Mayo. Actualmente, en ese espacio, se encuentran pintados en forma estilizada, entre líneas radiales que conforman un círculo, los pañuelos que las madres de las personas desaparecidas durante la dictadura militar suelen utilizar en sus cabezas para identificarse.

El 8 de diciembre del mismo año, a pedido de sus hijos, las cenizas de Azucena Villaflor fueron depositadas junto a la Pirámide de Mayo, en el mismo lugar donde ella comenzó a organizar la lucha de las Madres.

Existe una única placa, de bronce, de 85 cm de largo y 57 de alto, colocada sobre el lado oeste de la pirámide. Todo su contenido son dos nombres: Felipe Pereyra de Lucena y Manuel Artigas. Estos nombres, casi desconocidos para la mayoría de los paseantes de hoy día, fueron inscriptos en la Pirámide durante la presidencia del Dr. Carlos Pellegrini, en 1891, por iniciativa de una comisión de personas que corrieron con los gastos, y en cumplimiento a lo resuelto por la Primera Junta en 1811. En efecto, el 31 de julio de ese año se había resuelto inscribir en la Pirámide los nombres de esas dos personas, que fueron los dos primeros oficiales que perdieron la vida en los campos de batalla luchando por la independencia argentina.


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